jueves, 15 de diciembre de 2011

ROCK PARA EL NEGRO ATILA




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Rock para el Negro Atila
(Beilinson-Solari)

Quiero verte huir como un ladrón
al que nunca pueden atrapar,
y apretar en tu bolsillo
todo el metálico brillo, sin temor.
Quiero verte oler como el ratón
el peligro del gato matón,
que ha cambiado la sirena
y compró matraca nueva de ocasión.
Quiero verte hundido en tu gabán
masticando el frío marginal,
y además de todo, verte,
lunático, blanco y presa de mi amor.

Bueno, un roquito cuadrado, ortodoxo; otro tema de los “viejos”, que los Redondos se decidieron a editar mucho tiempo después de creado.
A esta canción también se la conocía (cuando aún era inédita) como “Camila”. No tengo la más pálida idea de a quién se la habrá dedicado el Indio (suponiendo que se la haya dedicado a alguien), o de qué o quién le habrá inspirado el título primario de "Camila", y el definitivo. Quizá a algún personaje por él conocido y que respondía al apodo de “Negro Atila”, y tal vez la "Camila" del título original haya sido una mina que tenía el "Negro Atila" (porque como veremos más adelante, la letra está escrita como si emanara de alguien que admira al "Negro Atila", que lo convierte en "presa de mi amor"); pero lo cierto es que no lo sé.
Lo concreto es que la poesía está claramente referida a un marginal (que puede ser un ladrón, o bien un dealer que vende cocaína) y a sus “problemitas” con la yuta.
"Quiero verte huir como un ladrón / al que nunca pueden atrapar, / y apretar en tu bolsillo / todo el metálico brillo, sin temor.": Comienzan a develarse las incógnitas que surgían a priori: "Quiero verte huir COMO un ladrón", ergo, el chaboncito NO es un chorro; es otro tipo de marginal, por ej., un dealer. La estrofa es sumamente explícita (como toda la letra, por otra parte): el pibe ese, el dealer, escapándole a la cana y apretando en su bolsillo algo que tiene guardado allí, algo que tiene un "metálico brillo”. Algunos (o más bien, muchos) ricoteros creen que ese algo de "metálico brillo" es un arma, un revóver o pistola. Y nunca tan pertinente la diferenciación que hace mi amigo Marcelo Furtivo entre "ricotero" y "redondo", porque ningún redondo se va  morfar jamás la galletita esa de que se trata de un arma, ni en pedo... Lo del “metálico brillo” se refiere no a un arma -que sería incómodo e incongruente que la lleve en el bolsillo-; sino al “brillo” de los “papeles” (sobrecitos con cocaína envuelta en papel metalizado para que no se humedezca) que el chabón lleva justamente ahí, en el bolsillo. Ese es su tesoro, un tesoro que no está dispuesto a resignar ante la gorra que lo persigue; aún a riesgo de su vida.
"Quiero verte oler como el ratón / el peligro del gato matón, / que ha cambiado la sirena / y compró matraca nueva de ocasión.": Una obviedad. El “ratón” es el dealer que presiente el acercamiento del “gato matón” (la policía). La yuta “ha cambiado la sirena”, y eso alude a que el auto en que se acerca la brigada que lo persigue, anda sin sirena para no alertar al dealer, para caerle por sorpresa digamos. Y la cana, la policía; que “compró matraca nueva de ocasión” (aludiendo con lo de "de ocasión" a algún currito, a alguna corruptela en la adquisición) tiene ahora armas más poderosas, más pesadas.
"Quiero verte hundido en tu gabán / masticando el frío marginal, / y además de todo, verte, / lunático, blanco y presa de mi amor.": Estrofa metafórica para aludir al chaboncito, ya libre de la persecución de la policía. Lo quiere “ver” (en sentido figurado) como a alguien digno de su simpatía y su admiración (“presa de mi amor”), y "mandibuleando" -o sea re duro por la cocaína, tratando de sacudirse esa dureza del rostro que ocasiona la frula, moviendo la mandíbula (“masticando el frío marginal”)-, y “bajando” la droga que se mandó (“lunático, blanco”).